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CURRAHEE!!!


29 de mayo de 2011

Marruecos en solitario - 1 y 2

Día 1. Enlace.

5:00 AM del 22 de abril de 2011, empieza la ruta. Primera etapa, directo a Almería, mañana tengo billete para cruzar a Nador a primera hora. He escogido esta ruta porque mi plan es bajar directo al Erg Chebbi por la ruta más al este que hay, bordeando el Plateau de Rekkam.

Como no podía ser de otra forma cuando yo planeo una ruta de varios días con antelación, va a llover, y bastante. En fin, mi equipo de lluvia tiene un lugar permanente en mi equipaje, sea cual sea la época del año y el destino al que viajo. Aguanto un aguacero tremendo desde Salou hasta Castellón con momentos realmente intensos en el delta del Ebro, después la cosa ya se despeja un poco y aprovecho para hacer la ruta por la autopista del mediterráneo, menos directa en el camino a Almería, pero con más buen tiempo.

Como ya había previsto llego con tiempo de sobras de dar un paseo hasta Cabo de Gata, ya que estoy me paso por allí, aunque bien merece estar unos días ruteando sin prisas. Es de los sitios en que veo claro que mi futuro es tener una furgoneta tipo VW California.


El tiempo acompaña, ha mejorado radicalmente, pero la previsión dice que mañana el tiempo estará movido en la parte norte de Marruecos.


El día de hoy no ha dado mucho de sí, ya en Almería me basta con una cena ligera -acompañada de la ultima cerveza en unos días- y a dormir.

Kilometraje etapa 1: 950km.


Día 2. África del norte.

7:00 AM del 23 de abril de 2011, ahora sí empieza la ruta. Ya estoy en el puerto. En el momento que pasas la barrera estás en África. África del norte. Durante la espera en el parking de embarque se me acercan unos chavales a charlar que dicen ser de Dijon, sus familias son originarias de Oujda, cerca de la frontera con Argelia. Aquí la gente pasa la noche en sus coches y furgonetas esperando el momento del embarque. Más tarde pasaré un buen rato charlando en el barco con uno de los hermanos mayores de la misma familia, esto va a ser la constante de todo el viaje. Unos van, otros vuelven, unos venden, otros solo quieren ayudar y otros simplemente se interesan por tu viaje. ¿Cómo te va sa sentir solo en Marruecos?


De repente, a la hora prevista para el embarque, aparece un tipo saliendo de las oficinas del puerto y se pone a chillar en árabe con grandes ademanes y gesticulando como si nos estuviera mandando a todos a tomar viento. Otra constante. Es la forma de ser de los árabes, al principio parece que te están amenazando o exigiendo algo, pero son así siempre y para todo. Así que hay que ir acostumbrándose. Luego está el tipo en la misma rampa de embarque exigiendo -"libi, libi, libi!!!"- es decir, la tarjeta de embarque. Así que bueno, parece que esto ya no es Europa.


Las 6 horas de viaje en el ferry son realmente aburridas, cuando llevas 1 hora ya has hecho todo lo que te habías planteado hacer durante ese trayecto. Pero al final... África, por fin, lo que se ve rompiendo el mar en el horizonte es el Cabo Tres Forcas.


Como quién no quiere la cosa el barco ha llegado -tarde- y me planto en la aduana. Bueno... aquí empieza lo bueno, cuando eres inexperto y estás acostumbrado a las fronteras europeas esto es impactante: otra vez empieza a chillar gente por todas partes y se arremolinan alrededor tuyo para hacerte el papeleo a cambio de unos euros. Aquí la cosa tiene gracia, todo el mundo ha leído sobre ese tema, y la mayoría opina -opinamos- que es mejor no darles ese trabajo porque es la forma de atraer más y más buscavidas a dar ese tipo de "servicios" a los extranjeros, pero aquí veo que he sido el más lento saliendo del barco (otra vez la inexperiencia) y tengo algo así como 30 todoterrenos franceses que van a hacer su particular Dakar que han salido como poseídos para hacer el trámite de la frontera lo más rápido posible. Así que me lanzo y le digo que sí a un chaval que me ofrece hacerme los papeles por 5 euros (forrados que estamos los europeos...).

El proceso es conocido por los más experimentados, pero algo inquietante para los novatos. Le sigo por las oficinas corriendo mientras el chaval coge y rellena los papeles, me lleva directo al despacho del jefe y me pone en la sub-cola, esto es, la cola de la que van colando a los "otros". Esperando en la sub-cola, observado con caras de desaprobación por parte de los dakarianos experimentados, me meto la mano en el bolsillo buscando las monedas que le tendré que dar al chaval... mierda... palpando me doy cuenta que solo llevo un billete de 10, gasté las monedas que tenía a mano en el barco, el resto está en algun rincón de mis maletas. En fin... 10 euros bien valen acelerar los trámites porque ya voy tarde. Cuando me toca el turno me mete con muy malos modos un tipejo con pinta de cualquier cosa menos marroquí, su cara de rata astuta y ojos claros hacen que mentalmente pase a clasificarle como simple mafiosillo de procedencia indefinida. Entro en el despacho del jefe de policía, un subsahariano inmenso que por su pinta y vestimenta podría ser cualquier comandante de cualquier ejército de cualquier país en permanente guerra civil. Ese sí que impone, aguardando a que repase el papeleo y ponga el sello me imagino que todo ese despliegue de gente de maneras agresivas con pinta de querer empapelarte al más mímimo error es solo una estrategia para que ningún pardillo tenga la tentación de hacer algun negocio fácil. Siendo un pardillo te cagarías en los pantalones solo de pensar que esa gente te tenga que interrogar. Creo que es pura fachada pues Marruecos en el aspecto fronterizo es casi un país más de Europa, bueno, de los que ponen cara de pocos amigos mirando tu pasaporte, como Suiza, por ejemplo.

Al final me he ahorrado una cola de cerca de media hora, no está mal, pero cuando llega la hora de pagar "el servicio" me hacen sentir realmente peor. La historia al final consiste en que el "cara de rata astuta" es algo así como el subjefe y es el primero en cobrar, se empeña en que le debo pagar a él y luego al chaval, como solo tengo (no quiero tener más) 10 euros, al final, después de intentar hacerle entender que no les voy a dar nada más, es el chaval, obviamente el que se queda sin nada. Que ingenuo. Bueno, primera lección. De alguna forma hay que aprender de esas cosas, y Marruecos te da la oportunidad de caer -o no- en todos y cada uno de los timos-ayudas desinteresadas-negocios que has leído en guías y crónicas de viajes de la gente. Esta realmente me la he apuntado y no volveré a caer, aunque es de las cosas que si no se prueban, no se sabe como van.

Ahora sí estoy pisando África. Ultimo sello y ya estoy realmente en Marruecos. El primer impacto de las calles embarradas por la lluvia en Nador es grande. Imaginé otra cosa del aterrizaje en Marruecos. Es pobre, sucio, desgraciado, lamentable... y el tráfico es el segundo impacto. Pese a todo lo que hayas leído, cuando empiezas a ver mezclados taxis, quads, cabras, críos, camiones, campesinos en burro, autobuses y viejas, todos cruzándose en todas direcciones sin orden ni concierto, sin intermitentes, ni retrovisores, y los tienes que combinar mentalmente con tu capacidad de esquivar charcos, barro, alcantarillas que sobresalen un palmo y agujeros en los que podrías dejar clavada la rueda delantera, pues simplemente adoptas una actitud de conducción a la defensiva pero algo histérica, como si estuvieras escapando de un ataque con morteros.

A partir de aquí, la cosa cambia, la ruta empieza a ponerse interesante a medida que me alejo hacia el sur. O no tanto, para variar llueve y la sucesión de pueblos embarrados y lamentables que se atraviesan circulando por esas nacionales es interminable. Empieza a gustarme el paisaje, mucho cereal, todo verde, sucesiones de montañas bajas y zonas de plantaciones de eucaliptos un poco más al sur. Poca gasolina, pero he venido preparado y la F gasta una miseria si no vas por autopistas. He calculado mi autonomía máxima sumando el pequeño bidón extra de 2 litros y puedo hacer unos 400km apurando el depósito.

Las llanuras que bordean el Plateau de Rekkam hacia el sur son impresionantes. Empiezo a ver las estribaciones nevadas de la parte más norteña del Atlas. A juzgar por la nieve que se ve desde aquí la parte que yo quería visitar, mucho más alta debería estar impracticable, pero está más al sur. Es precioso pero ya voy tarde y se termina la luz que me permitiría disfrutar de este paisaje fatástico.


Esta primera parte de la ruta se está complicando, y solo es el primer día en el país. De momento ya estoy haciendo algunas de las cosas que uno se prohíbe a sí mismo hacer cuando se ha preparado para hacer este viaje en moto y solo: circular por una nacional en una zona remota, lloviendo y de noche. Así que hay que ser muy prudente.

Los km no pasan, cada vez que creo estar cerca de mi objetivo resulta que estoy aun lejos, algo me engaña, aquí las distancias son infinitas y las carreteras muy lentas. Sigue lloviendo y ya es totalmente de noche, y en estas carreteras hasta en línea recta la moto hace extraños constantemente. Las pocas curvas que hay en zonas donde hay que pasar por algun cauce sobre puentes que parecen haber sido reconstruidos mil veces son terribles, sobre ese asfalto mojado parece que uno esté haciendo equilibrios sobre el hielo. Llego a un pueblucho y me paro en un café a preguntar por algun sitio para dormir. nada más entrar me doy cuenta por las caras que me miran que allí no estan acostumbrados a los turistas, o no los esperan, o no los quieren ni ver. Pregunto, primero que no, luego que tienen habitaciones, luego que en euros no, etc... es tarde, estoy harto de conducir de noche y lloviendo por esas carreteras y ya no estoy para muchas bromas. Cuando ya estoy con la moto en marcha me sale uno corriendo con grandes ademanes diciendome que sí a todo, euros, dólares, lo que sea. Le dejo con la palabra en la boca y sigo mi periplo.

Finalmente llego a Missour, todavía a unos 90 km de mi objetivo del día (evidentemente fui muy optimista con el kilometraje): Midelt. Allí sí me indican después de unas cuantas dudas, donde hay un hotelito, al lado de la gasolinera del pueblo, perfecto, más simple imposible, con la ducha rota y las sábanas húmedas pero correcto, es decir, lo normal por 17 euros la noche. Yo solo pienso en irme a la cama, mientras el dueño me entretiene casi un cuarto de hora calculando el cambio de dirhams a euros, en papel y boli, pero por primera vez compruebo la gran amabilidad de la gente del país.

He coincidido en este hotel con cuatro españoles que viajan de vuelta con sus cuatro Ktm LC4. me presento y tras unos saludos les pregunto de dónde vienen.

- Del desierto.- Dice uno de ellos sin más explicaciones y con gran solemnidad.

Bueno, pues bien... yo también voy para allá, aunque queda claro que no estoy a su altura, se ve que uno de ellos es gran experto reconocedor de motos por la forma de sus faros y nada más verme llegar ha concluido que "llevo una de esas Bmw, de las pequeñas..."; aunque en esa interesante conversación también saqué alguna información en positivo, pero esa historia ya pertenece al día siguiente.

Kilometraje etapa 2: 400km.

28 de mayo de 2011

Marruecos en solitario - 0

¿Solo?

Ésta ha sido la constante pregunta de antes, durante y después del viaje. Unos se sorprenden, te admiran, otros creen que estas un poco loco, que no sabes donde te metes, a casi todos les preocupa el no tener a alguien al lado constantemente, la mayoría no entiende que solo o acompañado es un viaje para el que hay que ir un poco más equipado y sobretodo dispuesto a enfrentarse a cada situación con serenidad y buen humor.

Al fin y al cabo esto es África, pese a estar a años luz en todos los sentidos de lo que conocemos como África, tampoco es como viajar en moto por Europa, para algunos es una gran aventura y para otros un simple paseo. Para mí era una asignatura pendiente, con tintes de las dos cosas, un viaje anhelado que sabía que seria tan sólo una toma de contacto, pues había pocos días y "prisa mata". Así que se puede decir que fue solamente una fugaz conexión con el desierto y el Atlas.

Dicen que Marruecos engancha, pero para el motero que disfruta ruteando por paisajes infinitos es una simple cuestión de atracción magnética irreversible. El atractivo de su cultura y su gente hace de cada km una experiencia que no deja indiferente.

Ésta es una pequeña crónica del viaje a un país donde es imposible sentirse solo.