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CURRAHEE!!!


6 de noviembre de 2011

Marruecos en solitario - 8 y 9

Día 8. La lluvia, mi eterna compañera.

29 de abril. Son las 7:30 de la mañana, apenas he dormido 4 horas. Los rayos y los truenos cercanos me han despertado y está claro que la cosa está peor que ayer. Diluvia. Y el hotel donde estoy no es precisamente el lugar donde uno dejaría pasar la mañana tranquilamente tomando un té y leyendo, viendo como llueve desde el salón y esperando tranquilamente a que el tiempo mejore.

Así pues, la decisión ya está tomada, si ese es el tiempo que hace en Tánger y hace varias horas que está así, no estará mejor en el resto de la costa mediterránea. Lo mejor es coger el primer ferry de la mañana y salir zumbando hacia tierras cristianas. No tengo nada en contra de los infieles, pero ya estoy harto de lluvias y de cambios de planes.

Me equipo al completo para la lluvia y salgo hacia el puerto, atravieso el centro de Tánger sin ver apenas nada y en menos de media hora estoy comprando el billete con mis últimos dirhams. Como siempre un buscavidas me está avasallando pidiéndome dinero como si me hubiera hecho algún servicio. Al llegar a la gran plaza que se abre a la entrada del puerto, este personaje me indicaba con grandes gesticulaciones, desde 500 metros, en dirección a donde se encuentran las oficinas de compra de billetes, como si no las hubiera podido encontrar yo mismo.

A estas alturas me he cansado de los "servicios" inexistentes y no le pongo precisamente buena cara, le doy 2 dirhams ya de mala leche con la firme intención de que suponga una pequeña ofensa, estoy harto de estos timos y estoy harto de mojarme, y el tipo cree que tiene que cobrar más, ha visto el cambio que me han devuelto y todavía me quedan unos 20 o 30 dirhams (2 o 3 euros), eso después de que el vendedor de la agencia me lo quitara de encima por estar molestando sin hacer nada.

Así pues, después de desquitarme del agobio al que te someten en las fronteras con el pobre desgraciado, me encamino a pasar los trámites para salir del país. Otra vez los policías que parece que se te van a comer y que simplemente ponen un sello en los papeles casi sin mirarlos, pero como solo gruñen en árabe basta con darles todos los papeles y que se espabilen. Por lo visto consideran que me he saltado la aduana, aquí no hay el más mínimo orden y no te indican nada, así que me he puesto a la cabeza de la pequeña cola de coches que queremos subir al primer ferry. Me hacen dar la vuelta y pasar por el carril de la aduana, solo para que al llegar al sitio adecuado un poli con cara de sueño me indique que siga sin siquiera mirarme a la cara. Y me sigo mojando.

En fin, la verdad es que ahora mismo ya tengo ganas de volver a casa, las fronteras son lo más desagradable, mientras vas todo es nuevo y excitante, cuando ya vuelves, el simple hecho de pasar por esa caverna de zorros te pone de mala leche.

El mar estaba bastante calmado pese al mal tiempo, y en una hora estaba en Tarifa. La idea era llegar a Granada y pasar la tarde tranquilamente para iniciar al día siguiente la etapa de retorno, así que me puse en camino con una lluvia intermitente que me acompañó hasta Granada.

En Granada, lo primero fue dar un rodeo hasta pasar por lo alto de la Alhambra, esto está en la lista de imprescindibles, pero esta vez no hay ni tiempo ni, por lo visto, posibilidad de visitarla, según comentó la recepcionista del hotel en el que alojé, pues hay reserva para días. El hotel Reina Mora, muy recomendable, está situado en el mismo centro, lo me permitió darme una ducha rápida y salir a dar un paseo hasta dar con el sitio adecuado para lo que estaba anhelando desde hacía unos días, darme un pequeño banquete a base de buen jamón y vino tinto, esto sí que ya es como estar en casa.

Me merezco un buen descanso, pues he terminado realmente harto de mi fiel compañera de viajes... la lluvia.

Kilometraje etapa 8: 240km.

Día 9. Italia queda lejos.

30 de abril. He descansado muchísimo, que bien me sentó la cena, me ha dado energía para afrontar los ultimos 900km con ganas. Salgo de Granada con ganas de volver, me ha dejado muy buen sabor de boca.

El tiempo está parecido al de ayer, pero conforme pasan los km va mejorando y hacia la zona de Murcia ya se han abierto claros suficientes como para guardar el equipo de lluvia, el viaje termina ya, solo queda hacer los km de forma relajada.

Paro en algunas áreas de servicio, y cuando veo a los típicos marroquíes con sus coches destartalados cubiertos de trastos, me inspiran una simpatía que no sentía antes, ahora no me sería extraño pararme a charlar con ellos de cualquier cosa. Pero también hay italianos y además moteros, y estos también han demostrado ser bastante surrealistas.

Estuve charlando un rato con una pareja italiana con una GS1200, venían de hacer una ruta por todo el sur de españa y comentamos las respectivas rutas, ellos iban a Barcelona a embarcar en el ferry -Italia queda lejos, me dijo-, el tipo era un poco pijo y me miraba con cara de no creer que venía yo solo de Marruecos con una 650 monocilíndrica, me hablaba medio en inglés medio en italiano, y tenía bastantes problemas para entender porqué su navegador le indicaba un par de horas más de tiempo de viaje recorriendo la costa mediterránea por la nacional que si lo hacía por autopista. Le dije que era normal, que la nacional tiene tramos rápidos y tramos de pesadilla, no entiendo, viniendo de italia, porque le resultaba tan extraño, será que las autopistas en italia son todas fantásticas, no digamos las nacionales. Me instalé con mi comida de campaña habitual en la hierba al lado de mi moto. Al cabo de un rato apareció el italian de nuevo.

- Mi novia se enfadará conmigo si sabe que he venido... está en el baño... pero es que debo verlo por mi mismo.- me soltó en inglés el personaje.

No pude hacer otra cosa que sonreir. El hombre daba vueltas a mi moto y la analizaba mientras yo seguía tumbado en la hierba, parecía no poder creer que venía de hacer ese viaje yo solo con esa moto.

Pero ya estoy acostumbrado. Muchos creen que no es moto para grandes rutas y que lo más que podrás hacer con ella es ir a buscar setas a 100km de casa (literalmente extraído de una acalorada discusión en un foro). Los mismos que creen eso necesitan más de 100cv bajo el culo y todos los gadgets electrónicos imaginables para que su moto sea "una moto de verdad".

Pero ahí está mi moto -pensaba yo mientras el italiano la analizaba con aire meditabundo-, a sus casi 11 años y alrededor de 107.000km me lleva de vuelta para casa, después de casi 4.000km, incansable como siempre, con su latiguillo artesanal marroquí y el liquido de frenos portugués, con la suciedad de mil barros diferentes y la arena del desierto que se habrá colado por todos sus recovecos, con sus días de sol y sus espejismos del desierto, y con el recuerdo de todos los personajes surrealistas que ha visto durante el viaje.

De vuelta a casa una vez más.

Kilometraje etapa 9: 920km.

4 comentarios:

  1. Magnifica crónica!!, me tienes enganchado desde mayo. Como orgulloso propietario de una Aprilia Pegaso, no he dejado de dar cabezazos de asentimiento en los dos últimos párrafos de la crónica...y es que siempre digo lo mismo, ¿para qué 100cv, si con 50 voy a todas partes?

    Salutacions desde València

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  2. Pues me alegro mucho que hayas disfrutado y te agradezco la paciencia porque mira que me ha costado; no hay nada como viajar, pero para los que viajamos poco por lo menos poder disfrutar viajando desde casa con las crónicas de los demás.

    Y efectivamente, a mi me gustan todas las motos como a todos los moteros, pero bien que viajo a donde quiero con mi "simple" monocilíndrica.

    Salutacions desde Barcelona ;)

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  3. buenisima cronica... un poco espaciadas las cronicas :-)))) pero un placer leerla.

    la moto ya sabemos que es una roca , y sera mejor con tornilleria standar .

    un saludo
    kanaya

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  4. Encantado de verte por aquí kanaya ;)

    Qué paciencia tenéis algunos lectores, este año me ha costado mucho seguir el ritmo.

    Saludos y gracias!

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Comentarios