Espacio virtual de steppenwolf || Visita mi PORTAFOLIO PROFESIONAL y mi web de FOTOGRAFIA y ARTE DIGITAL

CURRAHEE!!!


4 de marzo de 2009

Bretaña-Normandía 2006. Día 5/ parte 1

El quinto día es nuevamente gris, pero esta mañana tengo prevista la visita al Mont Saint Michel y me da igual pues estaré bastante a cubierto. Preciosas vistas de la bahía desde mi habitación de la buhardilla del hotel en Le Vivier sur Mer.


De camino al Mt. St. Michel paso por Dol de Bretagne, con otra bonita iglesia normanda mutilada por las bombas.


Y llegó por fin el ansiado momento de hacer la visita a la abadía del Mt. St. Michel, llego a primera hora y aun así está bastante lleno, pero seguro que me he ahorrado el agobio de la invasión del día anterior.


Una vez pasada la pequeña decepción de la parte baja que parece un parque temático con sus tiendas llenas de armaduras, katanas y otras cosas típicas de bretaña, empiezo a subir hacia la parte alta.



La visita comienza en la parte más alta de la mole de la abadía. De ahí se va bajando visitando los distintos pisos en que están construidas todas las dependencias en un orden establecido de lo más moderno a lo más antiguo. La primera subida pone a prueba a los menos interesados, y las vistas de la bahía empiezan a ser impresionantes.



En el primer vistazo desde la terraza superior se ve el parking de autocares que se inunda a partir de las 5 de la tarde por la subida de la marea. El resto de accesos y de parkings están por encima del nivel.


Entrada a la parte superior del complejo, que es como una pequeña ciudad.


Espectaculares vistas desde arriba. El nivel de esta terraza, donde se erige la basílica, está a 170 metros sobre la orilla del monte.


El Mt. St. Michel se encuentra en el estuario del río Couesnon, y en contra de lo que parece en las postales, toda la bahía es una masa fangosa por la que resulta realmente difícil andar sin hundirse hasta las rodillas.


La basílica tiene una nave que quedó recortada a raiz de un gran incendio, con lo cual se tuvo que construir una nueva fachada más retrasada y eso beneficia a los centenares de turistas que se congregan en esta plaza para comenzar la visita.


En tiempos de los galos se dice que el bosque Scissy rodeaba el monte, aunque parece que forma parte de la leyenda pues no hay indicios geológicos, lo que es seguro es que la región estuvo habitada desde muy antiguo por los celtas, y aunque no pueden visitarse se han encontrado restos de construcciones celtas en los mismos cimientos de los subterráneos de la abadía.


Vista desde arriba de los 3 pisos principales de los que se compone la mole de la badía.


La abadía del Mt. St. Michel se fundó en el año 966, fue destruida en 1204 y reconstruido en estilo normando en 1228. Interior de la basílica.



Junto a la basílica podemos ver el claustro, precioso, con un singular ejemplo de doble columnata desplazada.


Desde el mismo claustro tenemos una vista espectacular de la bahía, no porque los monjes desearan tener ese balconcito colgando en el sitio más alto, sinó porque a través de esa puerta debía accederse a una gran sala capitular que nunca llegó a ser construida.



las cubiertas tanto de la basílica como del claustro están construidas enteramente en madera.


El refectorio, nuevamente se puede apreciar la cubierta interior de la nave integramente construida en madera.




Ya en un piso inferior visitamos la bibilioteca, aquí los monjes copistas hacían su trabajo y estudiaban. Por todos lados se ven los efectos de la humedad. Aquí está todo permanentemente en obras de reconstrucción y consolidación.



Bajando de nivel nos encontramos con esta capilla, en la parte más antigua de la abadía, con sus arcos superpuestos que siguen desafiando al peso que tienen por encima. El peso es uno de los grandes problemas a los que tuvieron que enfrentarse los constructores de esta abadía, ya que al ir sumando pisos y construcciones hacia el exterior para aumentar las dependencias se hacía necesario reforzar las estructuras inferiores que tenían que soportar todo ese volumen adicional.


A finales del S.XVIII la abadía se convirtió en prisión, y se dice que los presos hacían girar esta enorme rueda que sirve para subir un pequeño trineo por una rampa inclinada en la fachada, para el transporte de suministros hasta los almacenes de la abadía.


La rampa y el trineo.


La abadía está plagada de pasadizos, escaleras y accesos misteriosos.


Esta es una de las salas con columnas más antiguas. Está considerada como un auténtico prototipo del gótico en Francia. Con unos arcos que empiezan a apuntarse cautelosamente, esta sala está realmente en mal estado debido a la enorme carga que soporta sobre ella, está resquebrajada y es constante la labor de consolidación de techos y obras de refuerzo que atraviesan con tirantes toda la abadía hasta el núcleo de roca del peñasco original.


La ultima visita en el piso inferior es una construcción más moderna que la anterior, debido a que se iba construyendo también el complejo hacia el exterior para soportar instalaciones mas modernas de los pisos superiores, como la parte inmediatamente superior que es la bibilioteca en el segundo piso y el claustro en el tercero.


A la salida se puede ver claramente por encima los distintos pisos y la complejidad de la construcción. Esa hipotética sala capitular que nunca se hizo debía haber estado a continuación de la ventana de tres ojos que se aprecia en el último piso, y desde aquí abajo queda claro el porqué.


Pocos moteros me he cruzado en este viaje, pero los pocos que he visto iban bien equipados.


Al final el tiempo parece algo más despejado cuando tengo la última oportunidad de ver una buena perspectiva del monte.


Continuará la segunda parte...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios